La Luna fue alguna vez parte de la Tierra, según una nueva evidencia científica

Son 384.000 kilómetros los que nos separan de la Luna. Esa distancia que crea la fascinación que tenemos con nuestro satélite natural crece día a día, a tal punto que siguen avanzando los planes para regresar en 2025 con una misión tripulada y a fin de mes se probará el nuevo cohete de la NASA para volver a llegar ahí.

También la fascinación se sostiene en los estudios científicos que buscan en forma permanente conocer su historia y cómo nació. En una investigación publicada estos días por geoquímicos, cosmoquímicos y petrólogos del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH) en Zúrich, arrojan nueva luz sobre el origen de la Luna, al demostrar que heredó gases nobles de helio y neón autóctonos del manto terrestre. El descubrimiento, publicado en Science Advances, se suma a la teoría del “impacto gigante”, actualmente favorecida, que plantean la hipótesis de que la Luna se formó por una colisión masiva entre la Tierra y otro cuerpo celeste.

Durante su investigación doctoral en el ETH de Zúrich, Patrizia Will analizó 6 muestras de meteoritos lunares procedentes de una colección antártica, obtenida de la NASA en la década del 2000. Los meteoritos son rocas basálticas que se formaron cuando el magma brotó del interior de la Luna y se enfrió rápidamente. Tras su formación, quedaron cubiertos por capas adicionales de basalto, que protegieron la roca de los rayos cósmicos y, sobre todo, del viento solar. El proceso de enfriamiento dio lugar a la formación de partículas de vidrio lunar entre los demás minerales que se encuentran en el magma.

Will y su equipo descubrieron que las partículas de vidrio conservan las huellas químicas (firmas isotópicas) de los gases solares: helio y neón del interior de la Luna. Sus hallazgos apoyan firmemente que la Luna heredó los gases nobles autóctonos de la Tierra. “Encontrar gases solares, por primera vez, en materiales basálticos de la Luna que no están relacionados con ninguna exposición en la superficie lunar fue un resultado muy emocionante”, precisó Will en un comunicado. Sin la protección de una atmósfera, los asteroides golpean continuamente la superficie de la Luna. Probablemente fue necesario un impacto de alta energía para expulsar los meteoritos de las capas intermedias del flujo de lava similar a las vastas llanuras conocidas como Mare Lunar. Finalmente, los fragmentos de roca llegaron a la Tierra en forma de meteoritos.

Muchas de estas muestras de meteoritos se recogen en los desiertos del norte de África o, en este caso, en el “desierto frío” de la Antártida, donde son más fáciles de detectar en el paisaje.

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